En mi propia experiencia, a lo largo de me vida he sentido mi fragilidad con el miedo de romperme en mil pedazos. Y me pregunto cuántas veces he recogido los pedazos? Cuánto tiempo he tardado en repararme? Realmente me he recuperado internamente?
Aprendí con el tiempo que esa sensación es real y que hay partes de mi ser interno y mi cuerpo que he podido restaurar con mucho esfuerzo y cuidado. Tiene solo un par de días que logré despertar a esta sensación de aprendizaje, fortaleza y esperanza madura.
El antiguo arte japonés del Kintsugi consiste en reparar las piezas de cerámica rotas con oro, resaltando las grietas, sin intención de ocultarlas. Entre más esfuerzo y compromiso más hermosa y fuerte queda una vasija que por su fragilidad se quebró en pedacitos.
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